Como bien sabes, el agua y la leche son los dos elementos que se necesitan para preparar un biberón. Por eso, es muy importante que tengas claro cómo deben ser estos componentes y cómo debes prepararlos para que no hagan daño al bebé. Y es que, aunque pueda parecer una tontería, si no se escogen la leche y el agua adecuadas y no se prepara el biberón de forma correcta, el pequeño puede sufrir algunas consecuencias.
Para echarte una mano a la hora de preparar el biberón, hoy te contamos cómo deben ser la leche y el agua. ¿Te apetece acompañarnos?
Agua
En primer lugar, queremos hablar del agua que, lógicamente, deberá ser potable. Aunque en la mayoría de viviendas el agua que sale del grifo es adecuada para los biberones, lo mejor para estar seguros es utilizar agua envasada, aunque con bajo contenido en minerales. Si te decantas por esta opción no tendrás que hervirla, ya que se mantendrá libre de microbios. En cambio, si se utiliza agua del grifo y existen dudas sobre su potabilidad, lo mejor es que la hiervas entre 1 y 5 minutos. Por otro lado, es importante que tengas en cuenta que en el mercado también es posible encontrar leches preparadas a las que no hay que añadir agua, si bien es cierto que son más caras.
Leche
En cuanto a la leche, deberá ser maternizada y nunca de vaca. Lo ideal es que las escojas dependiendo de las necesidades del bebé: de inicio, de continuación, unitarias o de crecimiento. Además, debes saber que algunas están preparadas para casos especiales. Nos referimos a las leches anti-regurgitación, anti-estreñimiento y anti-alérgicas. Además, también es posible encontrarlas sin lactosa, de soja y de hidrolizados de proteínas. Antes de decantarte por una u otra opción, es mejor que consultes con el pediatra.