Las vacunas potencian la promoción de la salud. Es decir, son medios terapéuticos para prevenir posibles dolencias. O también, si finalmente se produce un diagnóstico determinado, minimizan el riesgo de complicaciones. Actualmente, a pesar de que cada vez tenemos más información, también somos vulnerables ante la saturación de datos que, en algunos casos, pueden generar confusión. Mitos falsos en torno a este tema tan importante.
Las vacunas son seguras
Los cierto es que cumplir con el calendario de vacunación en la infancia es una responsabilidad de los padres. Una responsabilidad que no solo repercute en beneficio del cuidado del propio niño; sino que también es un bien para la sociedad al reducir el riesgo de contagio.
Existen algunos mitos en torno a la vacunación. Sin embargo, las vacunas son fórmulas seguras. Es cierto que algunas vacunas producen algún tipo de reacción. Sin embargo, estos efectos son mínimos y tienen una duración breve. Además, las vacunas siempre son importantes para tratar posibles agentes infecciosos. Y en un entorno globalizado como el presente esta prevención es todavía más necesaria.
Las vacunas siguen siendo necesarias
¿Por qué motivo? Porque aunque una enfermedad haya sido erradicada en un entorno, los agentes infecciosos continúan presentes en otras partes del mundo. Por tanto, conviene no observar el riesgo de contagio de un modo reduccionista en un contexto específico. El mapa de una sociedad globalizada no admite esta mirada. La vacuna tiene un beneficio bidireccional. Fortalece a la persona vacunada y también protege la salud social.
Conviene no minimizar la importancia de diagnósticos como el sarampión, la gripe o la rubeola. Estas enfermedades pueden tener complicaciones muy graves. La medicina ha supuesto un notable avance en la mejora de las condiciones de vida. Y las vacunas constituyen uno de esos grandes avances que es importante no poner en duda desde el desconocimiento y la desinformación.