Como ya sabrás, la leche materna se puede conservar una vez se extrae del pecho, lo que puede resultar muy útil en diferentes casos: enfermedad del bebé, separación transitoria entre madre e hijo, donación a un banco de leche…. Eso sí, para que las propiedades antibacterianas de la leche se mantengan intactas es imprescindible almacenarla de forma adecuada.
Hoy en Rincón del Peque queremos darte las claves para conservar la leche materna. Para ello, vamos a basarnos en los consejos que nos proporcionan desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). ¿Te gustaría acompañarnos?
Es preferible refrigerar la leche
Lo primero que queremos comentar es que el tiempo de conservación depende del tipo de leche, de la temperatura y de las características del sistema de almacenamiento. Eso sí, la mejor opción es refrigerarla de forma inmediata una vez extraída. En un frigorífico puede aguantar unos 8 días, siempre y cuando la temperatura se mantenga estable (entre 0 y 4ºC). Eso sí, aún podrá aguantar más tiempo en un congelador: hasta dos semanas en uno incorporado dentro de la misma nevera; hasta 4 meses en uno con puertas separadas, y hasta 6 meses o más en uno tipo comercial. Además, es importante que tengas en cuenta que puedes congelar la leche que ha estado almacenada en la nevera dos días o menos.
Si quieres congelar la leche, es preferible que una vez extraída la enfríes lo antes posible en un recipiente con agua fría y la metas en el congelador.
Cómo guardar la leche
Según la AEP, es preferible guardar pequeñas cantidades de leche (de 60 a 120 ml) en cada recipiente. Además, es recomendable etiquetar los recipientes e ir descongelando la leche más antigua. En cuanto a los envases, deberán estar destinados para el uso alimentario. Es preferible, eso sí, decantarse por recipientes duros, ya que pierden menos factores defensivos de la leche. Por otro lado, debes tener en cuenta que antes de llenarlos no hay que esterilizarlos, pero sí lavarlos con agua y jabon, y secarlos al aire.