Los supositorios ya no se usan tanto como antes, pero pueden ser muy útiles para administrar antitérmicos a niños que vomitan o que no quieren tomar medicamentos por la boca. En adultos suele utilizarse para tratar estreñimientos ocasionales.
La mejor manera de administrar un supositorio a un niño es introducírselo en el año por su extremo plano para que se quede en el recto. En cualquier caso, las instrucciones suelen venir en el prospecto. Por si algún día tienes que recurrir a este tipo de medicina, hoy vamos a darte algunos consejos para administrar supositorios a los más pequeños de la casa. ¿Te gustaría acompañarnos?
Higiene
Lo primero que queremos recomendarte es que te laves bien las manos y te pongas un guante desechable. Además, es recomendable que las uñas estén cortas para no dañar el tejido rectal del niño.
Respeta su privacidad
Es importante que trates al pequeño con una actitud firme, calmada y cariñosa. Por supuesto, si se trata de niños en edad preescolar o mayores, deberás respetar su privacidad y usar una habitación en la que no haya nadie más. Además, es recomendable colocar una toalla o una sábana sobre el cuerpo para que solo esté expuesta el área rectal.
Distráele
A los niños no les suele gustar nada ese momento, así que lo mejor que puedes hacer es distraer a tu hijo con canciones, vídeos, cuentos… Si es lo suficientemente grande para entenderte, deberás asegurarle que va a ser algo rápido y que gracias al supositorio se va a sentir mucho mejor. Además, es importante que no se tome el supositorio como un castigo.
Por último, queremos recomendarte que felicites al niño después de haberle colocado el supositorio. Por supuesto, es un buen momento para consentirle un poco.