La falta de información, los falsos mitos, el exceso de prudencia o el exceso de confianza, los consejos que no son buenos… Hay un cúmulo de factores que pueden explicar los errores dietéticos que se suelen producir durante el embarazo, una etapa para la que no está preparada ninguna mujer cuando va a dar a luz por primera vez.
Errores a evitar
Hay que comer por dos
No es cierto. En ningún caso hay que duplicar la ingesta energética. En todo caso se puede elevar el consumo energético con moderación, algo especialmente importante a partir del segundo trimestre de gestación, que es cuando los expertos hablan de una toma suplementaria de 300 kcal/día que pasa a ser de 450 kcal/día a partir del tercer trimestre.
Los antojos son sagrados
Para nada. Busca un equilibrio dietético y aléjate de los antojos que no hipercalóricos o ricos en grasa, como por ejemplo las palomitas, las galletas, las pipas o los helados.
No puedes ganar más de 12 kilos
Tampoco es cierto. De hecho, algunos dietistas recomiendan ganar algo de peso antes del embarazo. Para averiguar cuál es tu techo puedes dividir los kilos que pesas por tu altura expresados en metros y elevar el resultado al cuadrado. La fórmula del Institute of Medicine de Estados Unidos (IMC) se resuelve de la siguiente forma = peso en kilos / talla en metros. en función del resultado, se puede ganar más o menos kilos basándose en estos parámetros:
Estado ponderal previo al parto: peso bajo (IMC por debajo de 18,5 kg/m2). Aumento de peso recomendado: entre 12,5 y 18 kilos
Estado ponderal previo: normopeso (IMC entre 18,5 y 24,9 kg/m2). Aumento de peso recomendado: entre 11,5 y 16 kilos
Estado ponderal previo: sobrepeso (IMC entre 25 y 29,9 kg/m2). Aumento de peso recomendado: entre 7 y 11,5 kilos
Estado ponderal previo: obesidad (IMC igual o superior a 30 kg/m2). Aumento de peso recomendado: entre 7 y 11,5 kilos
Se puede comer jamón
Por muchos controles que se realicen actualmente, durante la gestación no hay que jugársela con este tema. Puedes contagiarte de Toxoplasma gondii consumiendo carne cruda o que no se ha cocinado bien. Por eso el jamón y los embutidos elaborados con carne no cocinada deberían estar lejos de una mujer embarazada.
Beber con moderación
No hay moderación que valga. El alcohol es negativo para el feto y hay decenas de estudios que lo demuestran. Puede provocar retrasos en el habla, alteraciones en el aprendizaje, problemas cardiacos…
Las dieta vegetariana no está recomendada
Otra gran farsa. Una mujer vegetariana puede continuar con su diera sin ningún tipo de problema durante su embarazo. Los problemas pueden presentarse en caso de ser ovolactovegetariana o vegana, que es cuando se recomienda acudir a un médico especialista o a un nutricionista para evaluar los posibles déficits nutricionales que pueden comportar un peligro tanto para el feto como para la mamá.
Nada de lácteos y derivados
Es cierto que los quesos elaborados con leche cruda y los lácteos fabricados con leche no pasteurizada son perjudiciales. Sin embargo, en caso contrario no hay que renunciar a ellos, ya que constituyen una fuente muy importante de calcio y vitaminas. La leche pasteurizada o la que es tratada a altas temperaturas (UHT) son válidas.
Adiós al pescado azul
Es otro alimento que no hay que descartar durante la gestación. A su favor está el hecho de proporcionar ácidos grasos omega 3, aunque también es verdad que pueden acumular sustancias tóxicas como el mercurio, algo que suele ser más habitual en pescados grandes como el pez espada o el atún.
El aporte de ácidos grasos omega 3 se puede compensar con frutos secos como las nueces, las almendras o las castañas.