Cuando se produce una ruptura de pareja, una separación o un divorcio, cambia el vínculo entre dos personas que, sin embargo, mantienen una vinculación si han formado una familia. Muchas historias quedan condicionadas por la dificultad para establecer una diferenciación entre ambos planos. A continuación, te damos tres consejos para mejorar la relación parental tras el divorcio.
1. El tiempo es clave para ti y para el otro
El tiempo forma parte del proceso que los protagonistas necesitan vivir para avanzar en la comprensión, el entendimiento y la comunicación. Un proceso temporal que facilita el encuentro con el otro desde la relación parental.
La mediación es una de las soluciones que dos personas pueden valorar si viven una situación de conflicto, pero tienen disposición para solucionar los puntos de desacuerdo. En caso contrario, las diferencias pueden acentuarse. Dicha situación interfiere negativamente en el propio bienestar de los menores.
2. Implicación en el ámbito educativo
El vínculo parental se centra, principalmente, en el cuidado, la crianza, la educación y el acompañamiento emocional del menor. La falta de implicación de una de las partes que incrementa el riesgo de que se produzca una relación asimétrica.
Por ello, la presencia de cada progenitor debe integrarse en los diferentes ámbitos de la rutina. Es muy importante que los aspectos educativos, las reuniones con el colegio y el seguimiento de las cuestiones académicas no se conviertan en temas que ocupan, únicamente, a una de las partes.
3. Clarificar las expectativas sobre el nuevo rol
Tras un divorcio o una separación, se producen cambios que cada uno vive e interpreta desde su realidad. Es recomendable clarificar las expectativas sobre la nueva situación, llegar a acuerdos, contrastar la información y reducir las dudas por medio de preguntas abiertas. Es decir, los supuestos y las interpretaciones subjetivas pueden dificultar el proceso.