Cuando se da el biberón al bebé no solo es importante elegir bien la tetina para que se adapte a su boquita, sino que también es clave velar por su adecuada higiene, siendo conveniente tener que extremar su limpieza porque, en caso contrario, se podría poner en peligro la salud del niño. ¿Cómo se realiza el proceso? Aquí damos todas las claves.
Esterilizar
Sobre la conveniencia de esterilizar las tetinas o los biberones se ha hablado mucho y hay voces en contra y otras a favor. Sin embargo, sí es conveniente realizar este proceso bien a través de aparatos específicos para ello o bien empleando agua hirviendo, a pesar de que hoy en día las condiciones higiénicas de los hogares son mejores, así como del agua y productos que se emplean para la alimentación del bebé. No obstante, no es necesario hacer este proceso cada vez, aunque siempre se aconseja hacerlo la primera vez que se va a usar.
Lavado
Con independencia de que se esterilice o no la tetina del biberón, siempre es clave lavarlo bien. Para ello, el primer paso es tener las manos bien limpias para que no se contamine con ellas. Un proceso que es recomendable cuando se va a tocar el biberón o la tetina y se va a preparar la toma.
Además, es importante tirar la leche que ha sobrado y nunca dejarla para otra toma. De este modo, se facilita lavar bien el biberón y la tetina con agua templada y jabón, siendo de gran ayuda utilizar un cepillo largo para que se puedan retirar todos los restos de leche y llegar bien a todas las partes del biberón.
En el lavado no hay que olvidarse de partes claves como la rosca y el cuello del biberón. También es fundamental lavar la tetina por todas las partes para lo que se le puede dar la vuelta. Una vez finalizado todo este proceso, el siguiente paso es enjuagarlo bien para retirar todos los restos de jabón.
A continuación, solo hay que dejar que se seque bien al aire y guardarlo posteriormente en recipientes limpios y tapados para que no se contaminen con otras sustancias que puedan caer, aunque sea de forma accidental.