¿Estáis preocupados porque vuestro hijo no quiere estudiar? Es normal, porque todos queremos que no tengan problemas para encontrar trabajo el día de mañana, y para ello no hay nada mejor que formarse. Sin embargo, antes de gastar todas tus energías en motivarle deberías saber que es algo que al final siempre va a depender de él.
Escúchale
Los compañeros, los profesores, el ambiente que se respira en la escuela, sus expectativas, su situación emocional… Son diversos factores los que le pueden influir a la hora de mostrar más o menos interés por los estudios en un momento determinado de su vida. Por eso hay que tratar de comprender cuál es su situación para optar por una u otra estrategia.
Es bueno que intercambies opiniones y consejos con él. Haz todo lo posible por escucharle y estableced metas realistas. Además, es bueno premiarle cada vez que sea capaz de alcanzar una de esas metas, aunque eso no debería ser una constante. A lo largo de su carrera profesional no le van a dar caramelos cada vez que haga algo bien.
Optimiza sus condiciones de estudio
Asegúrate de que la zona de estudio es la adecuada. Aléjale de las distracciones (teléfono móvil, ordenador, consola…) y evita hacer ruido para que pueda concentrarse.
Ayúdale a organizarse. Planificad todas las tareas pendientes y configurad un horario de estudio cómodo que le permita llevar a cabo actividades extraescolares. Aunque lo ideal es que el horario sea flexible, hay que hacer todo lo posible para que lo cumpla casi todos los días del mes.
Que estudie porque realmente quiere
Hazle ver que estudiar no es una obligación. No hables más fuerte de lo habitual del tema y no le fuerces a hacer los deberes. Si lo haces, cada día que pase tendrá más claro que es una obligación. Hay que hacerle ver que es algo bueno para su futuro y que está progresando. Reflexionad sobre su futuro y elaborad una lista con los beneficios y los problemas de estudiar o no estudiar. Seguro que así verá más claro que no puede dormirse.
No le compares con nadie
Para terminar, y no menos importante que todo lo anterior, evita utilizar comparaciones. No compares a tu hijo con personas inteligentes, con compañeros de clase o con familiares. Cada persona es como es y no todos tenemos la misma capacidad de estudiar y sacar buenas notas. No hay que meterle presión, y mucho menos dañar su autoestima.