La planificación del nuevo curso forma parte de la propia experiencia de dar la bienvenida a un nuevo ciclo. Existen posibles gestos que pueden interferir en el ritmo de la adaptación a este nuevo contexto. En Rincón del Peque enumeramos cinco ejemplos.
1. Prolongar las vacaciones hasta el último momento
Aquellas familias que han disfrutado de sus vacaciones en agosto, pueden visualizar en este descanso una ocasión para prolongar los días en el lugar de destino, sin dejar un margen de adaptación entre el momento del regreso y el inicio de un nuevo curso.
2. Improvisación
Frente a la mirada de la planificación se encuentra la respuesta de la improvisación que es el resultado de la prisa de concretar las compras y demás preparativos con la urgencia que produce el límite de la cuenta atrás. Esto no solo produce estrés sino que también incrementa el gasto.
3. Visión reduccionista de la vuelta al cole
La vuelta al cole produce efectos a distintos niveles. En el plano económico, en el ámbito de la rutina familiar y a nivel emocional. Un posible error es vivir esta vuelta a la rutina observando, principalmente, un único punto de vista. Por ejemplo, el gasto económico de las compras de este momento.
4. Falta de tiempo para jugar
El estilo de vida de adultos con una lista extensa de ocupaciones no debe trasladarse al contexto vital de la infancia mediante la suma de un horario escolar que se amplía con un amplio número de clases extraescolares.
5. Visión negativa del cambio
La vuelta al cole trae el valor del cambio. Un posible error que los adultos pueden transmitir a los niños es idealizar el verano y visualizar este nuevo ciclo desde la negatividad. Más allá de las posibles novedades que trae esta nueva rutina, también existen elementos que permanecen. Por ejemplo, el tiempo para jugar es necesario en cualquier estación del año.