Aplicar la disciplina positiva en la educación de los hijos es un objetivo muy frecuente en las familias actuales. La perspectiva de la inteligencia emocional cada vez está más integrada en el estilo de crianza elegido de manera consciente. La disciplina positiva propone un modelo de acompañamiento que no gira en torno al valor del premio o el castigo. Este último, de hecho, pone el foco en la corrección inmediata. Sin embargo, la disciplina positiva subraya la importancia de aquellas medidas que dejan una huella muy valiosa a largo plazo.
Qué aportan las técnicas de disciplina positiva en la crianza de los hijos
Por este motivo, las técnicas de disciplina positiva son herramientas prácticas que padres y madres pueden aplicar en la vida familiar para educar a sus hijos siguiendo los principios esenciales de este enfoque. Pues bien, las técnicas de disciplina positiva giran en torno a ingredientes que, por otra parte, están muy vinculados con la inteligencia emocional: comprensión, empatía, diálogo, cercanía, escucha, respeto mutuo, responsabilidad, asertividad… Son herramientas que permiten trasladar al ámbito de la experiencia los pilares de una filosofía que nutre el vínculo entre padre e hijo por medio del cuidado de momentos especiales y la atención a las necesidades de ambos.
Las técnicas de disciplina positiva son valiosas para tomar decisiones de forma consciente, evitando responder de manera automática ante una situación determinada. Es decir, el progenitor conecta verdaderamente con la realidad de su hijo cuando también se alinea consigo mismo.
Las técnicas de disciplina positiva aportan un marco de referencia a padres y madres
Las técnicas de disciplina positiva potencian la autonomía y la responsabilidad en el niño. Es una educación que también pone el acento en las consecuencias que producen las acciones. Dichas técnicas están muy presentes en escuelas de padres y talleres que giran en torno a la materia.