Los niños adquieren nuevos recursos para explorar el entorno. Y las manos son esenciales para manipular materiales, tocar objetos o mover distintos elementos. Por ello, existe un gesto que refuerza la autonomía de forma significativa: el agarre de pinza. Cada bebé posee un ritmo propio, pero este aprendizaje se enmarca en el periodo comprendido entre los 8 y 10 meses de vida aproximadamente. Existen dos dedos que intervienen en el proceso: el pulgar y el índice. Se mueven de manera coordinada formando una especie de pinza que sirve para agarrar un objeto.
Un hito en el desarrollo infantil
Es un aprendizaje que el bebé perfecciona a través de la experiencia práctica. Existen distintos hitos del desarrollo que marcan un punto de inflexión en el crecimiento del niño. Este hito en concreto abre un universo de posibilidades ante el bebé que redescubre lo que le rodea desde una óptica diferente.
Durante el tiempo anterior a aquel momento en el que se materializa esta forma de agarre, el bebé ha desarrollado habilidades y capacidades que constituyen una preparación previa.
¿Qué beneficios ofrece el agarre de pinza?
El juego es una forma de aprendizaje esencial para los peques. Por ello, existen muchas dinámicas que también facilitan la práctica del agarre de pinza. Los juegos de construcción adaptados a la edad del menor propician el ejercicio de habilidades personales. El movimiento de las manos es clave en el proceso creativo. De este modo, aumenta el nivel de precisión en los gestos realizados. Conviene puntualizar que el agarre en forma de pinza incrementa la autonomía para el desarrollo de tareas y actividades en la rutina diaria. Por ejemplo, es clave para que el niño aprenda a vestirse.
Es recomendable que los padres consulten con el pediatra cualquier duda sobre el desarrollo de la pinza digital. Se trata de un acto voluntario, autónomo y preciso que sirve para coger objetos pequeños. El sentido de la vista también es esencial en el proceso.