Seguramente ya lo sabrás. Morder es uno de los actos de agresión que pueden repetirse en los niños, algo que debería preocuparte si se repite con bastante frecuencia. De hecho, todos los especialistas recomiendan actuar cuanto antes para corregir esta conducta tan poco apropiada que puede surgir fruto de los nervios, la agitación o la frustración del pequeño.
Consejos
En primer lugar, es importante observar cómo se relaciona con los demás. Hay que prestar atención a su comportamiento cuando está jugando con otros niños, especialmente cuando se trata de un juego en el que unas veces se gana y otras veces se pierde. Puede que al perder reaccione de una forma violenta, recurriendo a varios mordiscos para soltar toda su rabia.
Gracias a la observación uno puede saber en qué momentos suele mostrar esta conducta tan agresiva. De ahí que sea tan importante tranquilizar y mentalizar al pequeño cada vez que se enfrenta a una de esas situaciones que pueden terminar en un indeseable mordisco. Es bueno anticiparse a ellas o, directamente, evitarlas.
Como los padres son el espejo perfecto de cualquier niño, no es bueno que nos comportemos de manera violenta cuando estemos delante de él (tampoco es recomendable hacerlo cuando no esté delante). Ver que somos agresivos le dará pie a actuar de la misma forma en situaciones que le provoquen tensión.
Una buena forma de canalizar ese coraje es a través de las palabras. No hay nada como sentarse a hablar sobre cosas que alegran o entristecen. Es bueno que se acostumbre a expresar sus sentimientos, al mismo tiempo que le vendrá muy bien saber que a su lado tiene a dos personas que le van a apoyar en todo momento.
No menos importante es prestar atención a lo que se supone que es una rutina diaria adecuada. Respeta sus horarios y trata de hacer todo lo posible para no modificar su día a día. De lo contrario, es probable que sufra ansiedad y nerviosismo, dos estados de ánimo que le pueden incitar a morder a otros niños.