Los niños descubren el valor del silencio a partir de momentos cotidianos que integran este elemento en la rutina. A continuación, enumeramos qué beneficios ofrece esta experiencia en la vida familiar.
1. Soledad acompañada
La vida del hogar muestra la combinación de instantes compartidos con otros espacios de desconexión. El silencio también es una forma de diálogo cuando se descubre desde una perspectiva positiva.
2. Reflexión
El ritmo de vida actual presenta altos niveles de ocupación, prisa y búsqueda de resultados. El silencio representa una pausa en medio del ruido del día a día. Y, en consecuencia, crea el contexto propicio para escuchar emociones, reflexionar, alimentar los vínculos afectivos y vivir el ahora.
3. El silencio es una necesidad
De hecho, se presenta como una prioridad en numerosos momentos de la vida familiar. Por ejemplo, durante la realización de los deberes o en la lectura de un cuento. Del mismo modo, se convierte en una inspiración en la práctica de la atención plena. El mindfulness también se enriquece con los momentos de silencio.
4. Desarrollo de la atención auditiva
La sociedad actual es principalmente visual puesto que los niños perciben una gran cantidad de información a través de estímulos que descubren mediante la vista. Pero el encuentro con la realidad también conecta con otros canales. El silencio es esencial para desarrollar la atención auditiva y captar matices que, en caso contrario, llegan a pasar desapercibidos. Los momentos de silencio son valiosos para aprender a escuchar al interlocutor.
5. Aprender a disfrutar de su compañía en lugar de evitarlo
Cuando el ser humano no se familiariza con el silencio, tiende a evitarlo. Y, en consecuencia, se centra en las distracciones que tiene a su alrededor. Por ello, es positivo que los niños disfruten de una vida familiar en la que hay espacio para un componente que ofrece la oportunidad de cultivar la inteligencia emocional.